jueves, octubre 25, 2007

Denuncia Avergonzada

Encontré pertinente incluir esta columna publicada por el Historiador Gonzalo Rojas, para compartir con Ustedes.




Vergüenza debiera sentir cualquier compatriota sensato y sano ante el atentado craso al patrimonio histórico nacional que significa el listado de los 60 grandes chilenos propuesto por Televisión Nacional. Las cosas hay que decirlas así, crudamente, para desenmascarar el modo de proceder que se utiliza desde la otra vereda, porque allá se actúa con el descaro de una seguridad fundada en el monopolio de la cultura oficial y porque desde acá, callamos y aceptamos.

Una comisión escogió a los 60 magníficos e incluyó entre ellos a Jaime Castillo Velasco (¿por qué resolvía consultas de cuanto DC atribulado acudía a él como gurú?), a Víctor Jara (¿por ser el cantautor del odio?), a Aníbal Pinto Santa Cruz (¿por qué estudió los fracasos económicos de Chile?), a Carlos Prats (¿por qué le indicó al Poder Judicial que por encima de sus resoluciones está el juicio del Poder Ejecutivo?), a Sola Sierra (¿por qué persistió en buscar más y más indemnizaciones para cuanto UP las pidiera?).

Cinco joyitas del elenco. Pero, más notables todavía, son las omisiones, ya que donde sólo caben 60, hay que dejar afuera a varios. Siete presidentes y directores supremos cualificaron, entre ellos dos suicidas, pero Manuel Bulnes (Yungay, qué poco vales ya) y Manuel Montt (el único chileno que presidido los tres poderes del Estado) quedaron fuera. Obviamente, de los 5 presidentes escogidos, uno es marxista, uno democratacristiano, uno radical y dos liberales de izquierda. Suficiente.

En el mundo de la fe, entran dos jesuitas, un clérigo revolucionario y dos obispos de los autodenominados progresistas. Fuera, expulsados de la Historia de Chile, la santa de Los Andes y el cardenal Caro. Por supuesto el rector Carlos Casanueva, treinta años al frente de la PUC, no figura ni en película. Lógico, colocó a esa Universidad mano a mano con la otra.

La lista de dirigentes sociales y otros políticos del siglo XX arroja un resultado aún más sorprendente. Son todos, todos, hombres y mujeres de la DC para la izquierda. Obviamente no están ni Jorge Alessandri, ni Jorge Prat, ni Jaime Guzmán. Los intelectuales conservadores, faltaba más, brillan por su ausencia. Ni Abdón Cifuentes, ni Francisco A. Encina, ni Alberto Edwards, ni Jaime Eyzaguirre, ni Julio Philippi; sólo Bello y José T. Medina parecen compensar a Bilbao, Barros Arana, Lastarria, Vicuña Mackenna, Letelier y Millas.

Prat salva a las Fuerzas Armadas, porque lógicamente Prieto, Baquedano y Carrera Pinto valen menos que Lautaro y Luís Emilio Recabarren, combatientes éstos de causas correctas; por eso los uniformados quedaron fuera.

¿Y habrá habido alguien en la comisión que considerase la posibilidad de incluir a Augusto Pinochet? Por favor, menos ingenuidad a estas alturas del asesinato de imagen. ¿Los historiadores participantes en la Comisión (Sofía Correa, Cristián Gazmuri, Iván Jaksic, Rafael Sagredo, Lucía Santa Cruz, Manuel Vicuña y Luís Salazar) fueron propuestos por la Academia Chilena de la Historia o por la Sociedad Chilena de Historia y Geografía o por los institutos o fundaciones respectivos? ¿De entre los premios nacionales participantes, hay alguno que no haya recibido el galardón bajo la Concertación? ¿Había algún intelectual en la Comisión de esos que la propia izquierda califica como conservadores? ¿Uno solo? “Estamos enfermos de pelea chica. Saturados de cálculos de corto plazo. Sigue siendo verdad que una idea se rechaza, no por su propio mérito, sino por quien la propuso," ha escrito Joaquín Lavín en El Mercurio. A ver, ya pues: ¿denunciar un atentado flagrante contra la verdad histórica nacional es pelea chica, cálculo de corto plazo, rechazo a una buena idea? ¿O es justamente este tipo de sectarismo el que demuestra la banalidad de pretender ser bacheletista y aliancista a la vez?


Gonzalo Rojas Sánchez

Historiador UC